Signos de alarma y diagnóstico de la epistaxis felina – Un episodio de sangrado no suele ser importante, pero si se repite, la hemorragia no cesa, o nuestro felino presenta más síntomas, debemos acudir al veterinario para que determine el origen de la epistaxis, Explorará la cavidad oral en busca de problemas dentales, realizará analíticas de sangre para descartar problemas de coagulación y tomará una muestra nasal para buscar posibles infecciones. Si no encuentra la causa, realizará una rinoscopia (observación del interior de la cavidad nasal bajo anestesia) para observar cuerpos extraños o tomar una biopsia nasal.
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Causas de epistaxis o hemorragia nasal en los gatos – El sangrado nasal en los gatos puede producirse por un leve traumatismo o por motivos más graves, como un linfoma nasal. Las causas de epistaxis felina son:
Traumatismos: caídas desde altura, atropellos, peleas entre felinos.Enfermedades nasales y respiratorias crónicas: rinitis, pólipo nasofaríngeo.Cuerpo extraño en la nariz: espigas.Infecciones: bacterianas, fúngicas (aspergilosis, criptococosis), víricas (herpesvirus felino, virus de la leucemia o de la inmunodeficiencia felina), o parasitarias (leishmaniosis, larvas de insectos).Problemas dentales: fístula oronasal, abscesos en la raíz dental.Enfermedades sistémicas: hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica,Trastornos de la coagulación: hereditarios (hemofilia) o adquiridos ( intoxicación por raticidas, trombosis, vasculitis, CID).Neoplasia oral o nasal: linfoma nasal, carcinoma de células escamosas, fibrosarcoma.
Si nuestro gato tiene una hemorragia nasal debemos mantener la calma para transmitir tranquilidad al felino. Le envolveremos en una toalla para evitar que se asuste, y presionaremos con una gasa el punto de sangrado. Puede ser útil aplicar frío en la zona para frenar la hemorragia por constricción de los vasos sanguíneos.
Normalmente el sangrado para en menos de un minuto, pero si no cesa, o el animal tiene taponadas las fosas nasales, debemos acudir inmediatamente a un veterinario, Un episodio puntual de sangrado nasal en tu gato, especialmente debido a un pequeño traumatismo, no suele ser importante, pero si se repiten en el tiempo, o el animal presenta síntomas de cansancio, es necesario pedir cita con nuestro veterinario para que busque enfermedades subyacentes que originen epistaxis felina,
El veterinario puede indicar el uso de fármacos que estimulen la coagulación, o cauterizar los pequeños vasos sangrantes. Si nuestro gato presenta una infección bacteriana o fúngica, prescribirá un tratamiento a base de antibióticos o antifúngicos. La hipertensión arterial puede controlarse con fármacos y dieta específicos. En el caso de diagnosticar un tumor, el tratamiento quirúrgico, quimioterápico, o la radioterapia, pueden aportar resultados excelentes en muchos tumores. En algunos casos muy avanzados o agresivos se puede realizar cirugía paliativa y el tratamiento del dolor, optando por la eutanasia si el gato sufre y no hay alternativas terapéuticas que mejoren su calidad de vida.
Es la pérdida de sangre del tejido que recubre la nariz. El sangrado ocurre con más frecuencia en una fosa únicamente. Las hemorragias nasales son muy comunes. La mayoría de ellas ocurre debido a irritaciones menores o resfriados. La nariz contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos diminutos que sangran fácilmente.
La mayoría de estas hemorragias ocurre en la parte frontal del tabique nasal. Este es el pedazo de tejido que separa los dos lados de la nariz. Este tipo de hemorragia puede ser fácil de detener para un profesional entrenado. Con menos frecuencia, las hemorragias nasales se pueden presentar en la parte alta del tabique o en una parte más profunda de la nariz como en los senos o en la base del cráneo.
Irritaciones debido a alergias, resfriados, estornudos o problemas sinusalesAire muy frío o secoSonarse la nariz con mucha fuerza o hurgarse la narizLesión en la nariz, incluso una fractura de nariz o un objeto atascado en la narizCirugía de los senos paranasales o de la hipófisis (transesfenoidal)Tabique desviado (tejido que divide la nariz en 2 fosas nasales) Irritantes químicos incluyendo medicamentos o fármacos en aerosol o inhaladasAbuso de los aerosoles nasales descongestionantesTratamiento con oxígeno a través de cánulas nasalesInhalar cocaína
Las hemorragias nasales repetitivas pueden ser un síntoma de otra enfermedad, como presión arterial alta, un trastorno hemorrágico o un tumor de la nariz o de los senos paranasales. Los anticoagulantes, como la warfarina (Coumadin), clopidogrel (Plavix) o el ácido acetilsalicílico ( aspirin ) pueden ocasionar o empeorar una hemorragia nasal. Para detener una hemorragia nasal:
Siéntese y apriete suavemente la porción blanda de la nariz entre los dedos pulgar e índice (de tal manera que las fosas nasales estén cerradas) durante 10 minutos completos. Inclínese hacia adelante para evitar tragar sangre y respire por la boca. Espere al menos 10 minutos antes de verificar si el sangrado se ha detenido. Asegúrese de esperar el tiempo suficiente para que el sangrado se detenga.
La aplicación de compresas frías o de hielo sobre el puente nasal puede ayudar. No tapone el interior de la nariz con gasa. No se recomienda acostarse mientras se está presentando una hemorragia nasal. Se debe evitar aspirar o sonarse la nariz durante varias horas después de la hemorragia.
Al principio, la lesión aparece en forma de área de color rosado, quizás con algunas costras y pérdida de pelo. Después, la exposición continuada a los rayos solares conduce a la aparición de más costras. Si estas lesiones no son tratadas y el gato no es protegido del sol, puede aparecer esta grave enfermedad.
Los cálculos, al rozar con la mucosa de las vías urinarias, provocan pequeñas hemorragias. Traumatismos: golpes muy fuertes que pueden causar pequeñas hemorragias en la vejiga. Tumores de vejiga: no son muy frecuentes y son mucho más comunes en gatos ancianos que en jóvenes.
Los gatos se pueden infectar con los diferentes virus de la influenza, como los virus de la influenza aviar, y transmitirlos de unos a otros (de gato a gato). Se cree que la influenza en los gatos se propaga de la misma manera que en los humanos: a través de contacto directo (al jugar o dormir juntos, lamerse o acariciarse), del aire (gotitas diseminadas al toser o estornudar, incluida la descarga nasal) y de superficies contaminadas (recipientes compartidos para la comida y la bebida, las superficies de jaulas).
Algunos estudios científicos sugieren que no es inusual que los humanos infecten a los gatos con los virus de influenza estacional. Sin embargo, es poca la información sobre el riesgo de que un gato infectado con influenza la transmita a las personas. Por lo general, la infección por influenza en los gatos les provoca un estado de enfermedad leve.
Los CDC consideran que el riesgo de que un gato infectado transmita el virus de la influenza a los seres humanos es bajo; sin embargo, es probable que dicho riesgo dependa de las características del virus en sí mismo y de la duración y la intensidad de la exposición.
Desde hace tiempo, los CDC cuentan con una serie de directrices para propietarios de gatos, que incluyen el lavado de manos con jabón y agua corriente luego de estar en contacto con los gatos, la saliva de los gatos o sus heces, y después de limpiar la caja sanitaria. Estas precauciones son incluso más importantes para aquellas personas con alto riesgo de presentar complicaciones graves por la influenza, como quienes han recibido tratamiento contra el cáncer o padecen otras afecciones crónicas, como diabetes, enfermedades cardiacas, hepáticas o renales o mujeres embarazadas.
Cualquier tipo de infección por influenza puede ser más grave en estas personas. Hallar un virus de la influenza no humano (nuevo) en un organismo hospedador inesperado (como un gato doméstico) es siempre motivo de preocupación. Además, cualquier tipo de infección en seres humanos provocada por un virus de la influenza nuevo también lo es.
La panleucopenia felina, también comúnmente llamada moquillo en gatos, es una enfermedad producida por el parvovirus felino. Este virus es muy contagioso y resistente, pues puede sobrevivir hasta 1 año en el ambiente.
El ácido tranexámico se utiliza en diversos contextos clínicos para detener las hemorragias evitando la descomposición de los coágulos (fibrinolisis). Puede desempeñar un papel en el manejo de la epistaxis como complemento de los tratamientos estándar, reduciendo la necesidad de nuevas intervenciones.
Algunas personas padecen hemorragias nasales con bastante frecuencia, mientras que otras rara vez las presentan. Puede haber tan solo un hilo de sangre o una hemorragia intensa. Si el paciente traga la sangre, a menudo vomita ya que la sangre es irritante para el estómago.
La sangre que se haya tragado puede pasar a través del tracto digestivo y aparecer en las heces, cuya apariencia es la de heces negras alquitranadas. El sangrado nasal generalmente proviene de la parte anterior de la nariz (hemorragia nasal anterior) de los pequeños vasos sanguíneos que existen en el cartílago que separa las dos fosas nasales.
Este cartílago es el tabique nasal, y contiene muchos vasos sanguíneos. La mayoría de las hemorragias nasales anteriores son más escandalosas que graves. La hemorragia procedente de los vasos sanguíneos situados en la parte posterior de las fosas nasales (hemorragia nasal posterior), aunque es poco frecuente, es más peligrosa y difícil de tratar.
La hemorragia nasal posterior por lo general implica a vasos sanguíneos más grandes que la hemorragia nasal anterior. Dado que estos vasos se encuentran en la parte posterior de las fosas nasales, es más difícil que el médico pueda acceder a ellos para poder tratar la hemorragia. Las hemorragias nasales posteriores tienden a ocurrir en personas afectadas por ateroesclerosis (que reduce o bloquea el flujo sanguíneo en las arterias), en los que sufren trastornos de la coagulación, en los que están en tratamiento con fármacos que alteran la coagulación, o en los que se les ha realizado una cirugía nasal o de senos.
Las causas más comunes de las hemorragias nasales son
Traumatismos (como sonarse o hurgarse la nariz) Cuando se reseca el revestimiento interior húmedo de las fosas nasales (como ocurre en invierno)
Las causas menos comunes de las hemorragias nasales incluyen
Infecciones nasales Trastornos sistémicos (que afectan a todo el cuerpo)
La siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un médico, así como para saber qué puede esperarse durante esa valoración. Ante una hemorragia nasal, ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Entre estos factores se incluyen los siguientes
Signos de pérdida excesiva de sangre (como debilidad, desmayos o mareos al ponerse de pie) Uso de fármacos que interfieren con la coagulación de la sangre Episodios recientes de hemorragias nasales, especialmente sin una causa clara
Los fármacos que con mayor frecuencia afectan a la coagulación sanguínea son: aspirina (ácido acetilsalicílico), clopidogrel, warfarina y nuevos fármacos que se toman por vía oral (denominados fármacos anticoagulantes orales nuevos), como rivaroxibán y apixabán. Los signos de un trastorno hemorrágico consisten en
Numerosos puntos pequeños de color rojo en la piel (petequias) Muchos hematomas grandes Encías que sangran con facilidad Heces sanguinolientas o alquitranadas Tos con sangre Sangre en la orina Sangrado excesivo con el cepillado dental, al hacerse un análisis de sangre o al sufrir cortes menores Períodos menstruales muy abundantes en las mujeres
En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico y, a continuación, realiza una exploración física.
¿Tu gato estornuda? Los estornudos de tu gato pueden ser el primer signo de una enfermedad vírica. – Las infecciones respiratorias de los gatos son unas de las razones por las que un gato llega a la clínica veterinaria, no obstante, ya no suponen el problema que eran antes gracias a los avances tanto en el tratamiento como en la prevención.
El calicivirus y el herpesvirus son los virus responsables de los resfriados en gatos. Estornudos, mucosidad y apatía son algunos de sus síntomas.