Plaquetas – Las plaquetas ( trombocitos ) son fragmentos celulares pequeños (2-3 μm de diámetro), ovales y sin núcleo. Se producen en la médula ósea a partir de la fragmentación del citoplasma de los megacariocitos quedando libres en la circulación sanguínea.
Su valor cuantitativo normal se encuentra entre 250.000 y 450.000 plaquetas por mm³ (en España, por ejemplo, el valor medio es de 226.000 por microlitro con una desviación estándar de 46.000 ). Las plaquetas sirven para taponar las lesiones que pudieran afectar a los vasos sanguíneos. En el proceso de coagulación (hemostasia), las plaquetas contribuyen a la formación de los coágulos (trombos), así son las responsables del cierre de las heridas vasculares.
(Véase trombosis ). Una gota de sangre contiene alrededor de 250.000 plaquetas. Su función es coagular la sangre, cuando se rompe un vaso circulatorio las plaquetas rodean la herida para disminuir el tamaño y así evitar el sangrado. El fibrinógeno se transforma en unos hilos pegajosos y junto con las plaquetas forman una red para atrapar a los glóbulos rojos, red que se coagula y forma una costra con lo que se evita la hemorragia.
Contents
Los glóbulos rojos maduros son únicos entre las células del cuerpo humano ya que carecen de un núcleo (aunque los eritroblastos tienen un núcleo ).
¿Cuáles son los componentes de la sangre? – Los componentes de la sangre son los siguientes:
Plasma. Se trata del componente líquido de la sangre en el que están suspendidas las siguientes células sanguíneas:
Glóbulos rojos (eritrocitos). Transportan oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo. Glóbulos blancos (leucocitos). Contribuyen a combatir infecciones y asisten al proceso inmunológico. Los tipos de glóbulos blancos incluyen:
Linfocitos Monocitos Eosinófilos Basófilos Neutrófilos
Plaquetas (trombocitos). Colaboran en la coagulación sanguínea.
Los eritrocitos de los mamíferos no poseen núcleo cuando llegan a la madurez, es decir, pierden su núcleo celular y por lo tanto su ADN; los anfibios, reptiles y aves tienen eritrocitos con núcleo.
2.2 ¿Qué son los leucocitos o glóbulos blancos? – Los glóbulos blancos son los encargados de defender al organismo de las infecciones. Se producen a partir de la célula madre en la médula ósea, donde se almacenan, y se liberan al torrente sanguíneo cuando el organismo los necesita.
Granulocitos Se llaman así porque poseen gránulos en su citoplasma. Constituyen aproximadamente el 60% del total de glóbulos blancos. Hay tres tipos:
Los neutrófilos son los glóbulos blancos más numerosos (lo normal es un recuento entre 3.000 y 7.000/mm3) y son los primeros en acudir a una infección. Su función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias, de tal forma que cuando las encuentran en un tejido se rompen y liberan sustancias que hacen que aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más neutrófilos, lo que provoca que la zona esté enrojecida y caliente. Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación. Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y, además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada. También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos.
Linfocitos y Monocitos Estos tipos de glóbulos blancos no poseen gránulos en su citoplasma y constituyen aproximadamente el 40% del total de los glóbulos blancos. Los linfocitos, constituyen un 30% del total de glóbulos blancos (entre 1.000 y 4.000/mm3).
Los linfocitos B producen anticuerpos, que nos dan inmunidad frente a varias enfermedades. Los anticuerpos son proteínas fabricadas para unirse y matar a un antígeno específico. Por ejemplo, el virus del sarampión. Los antígenos son sustancias que el organismo reconoce como extrañas y forma anticuerpos para matarla y conserva linfocitos con memoria para recordarla, así cuando vuelva a atacar el virus el cuerpo le reconocerá y le atacará más rápida y eficazmente.
Los glóbulos rojos contienen una proteína llamada hemoglobina, que transporta oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo.
2.1 ¿Qué es la médula ósea? – Es un tipo de tejido que se encuentra en el interior de los huesos. Puede ser de dos clases; roja y amarilla. La médula ósea roja es donde se fabrican las células de la sangre, este proceso de fabricación se denomina hematopoyesis o hemopoyesis.
La médula amarilla se compone de grasa y no participa en la formación de la sangre. Durante la niñez, la mayor parte de la médula es roja, pero con el paso de los años, se convierte en amarilla, aunque puede volverse a convertir en médula roja si fuese necesario. Los adultos tenemos médula ósea roja en las costillas, el esternón, la columna vertebral, cráneo, escápula y pelvis.
Nos vamos a centrar en la médula ósea roja, a la que nos referiremos como médula ósea. Ésta contiene las células madre o hemoblastos que originan los tres tipos de células sanguíneas:
Los hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos son los encargados de llevar el oxígeno a las células. Los leucocitos o glóbulos blancos nos defienden de las infecciones. Las plaquetas evitan la hemorragia formando un coágulo cuando tenemos una herida.
La médula ósea mantiene el número normal de los tres tipos de células sanguíneas, sustituyendo a las antiguas que sufren muerte natural. Además si necesitara aumentar el número de ellas, por cualquier motivo, la médula formaría con rapidez nuevas células. Por ejemplo, cuando hay una infección, la médula estimula la formación de leucocitos para combatirla y su número aumentará con rapidez.
El plasma es el componente líquido de la sangre en el que están suspendidos los glóbulos rojos, los leucocitos y las plaquetas. – Está formado en un 90% por agua, además de sales minerales y proteínas necesarias para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Las inmunoglobulinas cuya función es mantener el equilibrio de nuestro sistema inmunitario protegiéndonos de las infecciones. Los factores de coagulación, que se ocupan, al igual que las plaquetas, de detener las hemorragias cuando se produce un corte o herida. La albúmina es la proteína más abundante del plasma (60%). Contribuye a mantener el líquido dentro de los vasos sanguíneos, evitando que atraviese las paredes de los vasos y se filtre hacia los tejidos. También sirve para transportar diversas sustancias, como fármacos, hormonas o vitaminas hasta los tejidos.
Se obtiene a partir de las donaciones de sangre convencionales o tambien mediante donación por aféresis, plasmaféresis. El plasma se congela a -40º hasta ser transfundido a los pacientes o manufacturado como fármacos. El plasma es el 55% de la sangre. En la imagen, el líquido de color amarillento que ocupa la parte superior de la bolsa.
Introducción – La sangre es tejido vivo formado por líquidos y sólidos. La parte líquida, llamada plasma, contiene agua, sales y proteínas. Más de la mitad del cuerpo es plasma. La parte sólida de la sangre contiene glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
Los glóbulos rojos suministran oxígeno desde los pulmones a los tejidos y órganos. Los glóbulos blancos combaten las infecciones y son parte del sistema inmunitario del cuerpo. Las plaquetas ayudan a la coagulación de la sangre cuando sufre un corte o una herida. La médula ósea, el material esponjoso dentro de los huesos, produce nuevas células sanguíneas.
Las células de la sangre constantemente mueren y su cuerpo produce nuevas. Los glóbulos rojos viven unos 120 días y las plaquetas viven cerca de seis. Algunos glóbulos blancos de la sangre viven menos de un día, pero otros viven mucho más tiempo. Hay cuatro grupos de sangre: A, B, AB y O.
Asimismo, la sangre es Rh positivo o Rh negativo. Así, si su tipo de sangre es A, es A positivo o A negativo. Su tipo de sangre es importante si necesita una transfusión de sangre, Y su factor de sangre puede ser importante si usted queda embarazada, ya que la incompatibilidad entre su tipo de sangre y el de su bebé puede crear problemas.
Los análisis de sangre como las pruebas de conteo sanguíneo ayudan a los médicos a analizar ciertas enfermedades y afecciones. También ayudan a comprobar la función de los órganos y muestran qué tan bien están funcionando los tratamientos. Algunos problemas de la sangre pueden incluir problemas de coagulación, coágulos sanguíneos y desórdenes plaquetarios,
REVISIÓN La Citometría de Flujo en el Análisis de las Plaquetas. (I) Aspectos Estructurales y Funcionales de las Plaquetas M.C. Monteiro*, J.E. O´Connor**, M. Martínez*** * Departamento de Bioquímica, Instituto Politécnico de Saúde-Norte, Gândra ** Centro de Citometría, Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, Facultad de Medicina y Odontología, Universidad de Valencia.
Departamento de Bioquímica, Instituto Politécnico da Saúde-Norte, Rua Central de Gândra 1317.4585-116 Gândra PRD, Portugal SUBVENCIONES ECONÓMICAS: Ayuda PRODEP, Ministério de Educaçâo, Portugal, para la realización de los estudios de doctorado de María do Céu Monteiro.
Convenio Universidad de Valencia-Izasa, S.A. para la Creación y Mantenimiento de un Centro de Citometría en la Universidad de Valencia. Primer Premio Laboratórios LabMed, Portugal.1. Características generales de las plaquetas Las plaquetas son pequeñas células anucleadas, procedentes de los megacariocitos y en condiciones fisiológicas normales tienen la forma de disco biconvexo, con un diámetro aproximado de 3 µm.
De la masa plaquetaria total, cerca de 2/3 circulan en la sangre, encontrándose las restantes retenidas en el bazo. Aunque inicialmente han sido descritas como pequeñas partículas inertes, hoy se sabe que son células con una extraordinaria complejidad estructural y bioquímica que se expresa en la gran variedad de funciones que desempeñan.
Han sido incluso utilizadas como modelos para el funcionamiento de neuronas, debido a su capacidad de liberar y captar serotonina y otros neurotransmisores Las plaquetas desempeñan un papel fundamental en la hemostasia, interviniendo en el mecanismo fisiológico que protege el organismo de la pérdida exagerada de sangre, como consecuencia de una lesión de los vasos en que haya ruptura o alteración del endotelio vascular, sobre todo en el territorio arterial.
En condiciones normales, las plaquetas circulantes no se adhieren a la superficie endotelial, ni entre ellas, debido al equilibrio existente entre los mecanismos pro- y anti-trombóticos. Cuando hay una lesión, se adhieren a estructuras subendoteliales expuestas, son activadas y se agregan unas a otras, constituyendo, así, una parte esencial del tampón hemostático primario.
Estructura de los eritrocitos – Los eritrocitos tienen un tamaño consistente de 7-8 µm, lo cual los convierte en perfectas ‘reglas histológicas’ en los exámenes de rutina. Sin embargo, poseen una estructura atípica en comparación con la mayoría de las células humanas.
En primer lugar, los eritrocitos tienen forma bicóncava, similar a una dona, con la diferencia de que en el eritrocito hay una delgada membrana cubriendo el sitio del agujero de la dona. Esto por supuesto significa que la periferia del eritrocito es más gruesa que la parte central. Esta característica maximiza la superficie total de la membrana celular, facilitando el intercambio y transporte gaseoso.
Además los eritrocitos carecen de núcleo (son anucleados ) y de cualquier otro orgánulo intracelular (también conocido como organelo intracelular), ya que todos se pierden durante la eritropoyesis. Las únicas dos estructuras celulares restantes son el citoplasma envuelto por una membrana celular.
Eritrocitos en mamíferos Los eritrocitos de los mamíferos no poseen núcleo cuando llegan a la madurez, es decir que pierden su núcleo celular y por lo tanto su ADN. (los anfibios y aves tienen eritrocitos con núcleo ).
Tipo de glóbulo blanco (célula sanguínea) que cumple una función importante en el sistema inmunitario y ayuda a combatir las infecciones en el cuerpo. Los neutrófilos son una de las primeras células inmunitarias que reaccionan cuando entran al cuerpo microorganismos, como bacterias o virus.
La parte líquida es el plasma, y las células son los glóbulos rojos responsables de transportar oxígeno y dióxido de carbono, los glóbulos blancos que forman parte del sistema inmunitario, y las plaquetas, responsables de la coagulación sanguínea.
Para una mejor comprensión de esta enfermedad, es necesario conocer las células sanguíneas y sus funciones. La sangre está constituida por un líquido denominado plasma y tres clases de células, cada una de las cuales desempeña una función específica. Los glóbulos blancos o leucocitos son la defensa del cuerpo contra las infecciones y las sustancias extrañas que pudieran entrar en él. Para defender el cuerpo adecuadamente, es necesario que exista una cantidad suficiente de glóbulos blancos capaces de dar una respuesta adecuada, llegar a un sitio en el que se necesitan y luego destruir y digerir los microrganismos y sustancias perjudiciales.
Al igual que todas las células sanguíneas, los glóbulos blancos son producidos en la médula ósea, Se forman a partir de células precursoras (células madre) que maduran hasta convertirse en uno de los cinco tipos principales de glóbulos blancos: los neutrófilos, los linfocitos, los monocitos, los eosinófilos y los basófilos,
Una persona produce aproximadamente unos 100.000 millones de glóbulos blancos al día. Los glóbulos rojos, también llamados hematíes o eritrocitos, se ocupan de transportar el oxígeno desde los pulmones a los tejidos, y de llevar de vuelta el dióxido de carbono de los tejidos hacia los pulmones para su expulsión. Los hematíes dan a la sangre su color rojo característico. Las plaquetas o trombocitos colaboran en la coagulación de la sangre cuando se produce la rotura de un vaso sanguíneo. Todas las células de la sangre son el resultado de la diferenciación y maduración de las células madre, también denominadas progenitores hematopoyéticos.
La respuesta simple es que tienen más espacio para la hemoglobina. Esto está relacionado con el transporte de oxígeno y el dióxido de carbono. Tampoco tienen mitocondrias, ribosomas y otros organelos. Y es que ya no son necesarios en el eritrocito adulto.
Estructura de los eritrocitos – Los eritrocitos tienen un tamaño consistente de 7-8 µm, lo cual los convierte en perfectas ‘reglas histológicas’ en los exámenes de rutina. Sin embargo, poseen una estructura atípica en comparación con la mayoría de las células humanas.
Además los eritrocitos carecen de núcleo (son anucleados ) y de cualquier otro orgánulo intracelular (también conocido como organelo intracelular), ya que todos se pierden durante la eritropoyesis. Las únicas dos estructuras celulares restantes son el citoplasma envuelto por una membrana celular.
Los linfocitos son agranulocitos que constituyen del 20 al 25% del total de la población de leucocitos circulantes, Son células redondas en los frotis sanguíneos, pero pueden ser polimorfas a medida que migran a través del tejido conjuntivo, Son algo más grandes que los eritrocitos, de 8 a 10 μm de diámetro (en los frotis sanguíneos), y presentan un núcleo redondo, ligeramente hendido, que ocupa la mayor parte de la célula.
Las micrografías electrónicas de los linfocitos muestran una escasa cantidad de citoplasma periférico que alberga unas pocas mitocondrias, un aparato de Golgi pequeño y unos pocos perfiles de RER. También se visualiza un pequeño número de lisosomas, que representan gránulos azurófi los de 0,5 μ m de diámetro, y una abundante cantidad de ribosomas ( Texto de Histología, atlas a color, de Leslie P.