«Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» (en inglés blood, toil, tears and sweat) es una famosa expresión utilizada en un histórico discurso del primer ministro británico Winston Churchill ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del Parlamento del Reino Unido), el 13 de mayo de 1940, tras reemplazar a Neville
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Winston Churchill, primer ministro británico de 1940 a 1945 y de 1951 a 1955 Lucharemos en las playas (en inglés : We shall fight on the beaches ) es un título común dado a un discurso pronunciado por el primer ministro británico Winston Churchill en la Cámara de los Comunes del Parlamento del Reino Unido el 4 de junio de 1940.
Este fue el segundo de los tres discursos principales que se dieron alrededor del período de la Batalla de Francia, siendo los otros el discurso Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor del 13 de mayo y el discurso Esta fue su hora más gloriosa del 18 de junio. Los eventos se desarrollaron dramáticamente durante el período de cinco semanas, y aunque en términos generales eran similares, cada discurso se dirigió a un contexto militar y diplomático diferente.
En este discurso, Churchill tuvo que describir un gran desastre militar y advertir sobre un posible intento de invasión por parte de los nazis, sin poner en duda la eventual victoria. También deseaba reiterar una política y un objetivo sin cambios -a pesar de los acontecimientos intermedios- de su discurso del 13 de mayo, en el cual él había declarado el objetivo de “victoria, por largo y difícil que sea el camino”.
En 1946, ya fuera del gobierno, el ex Primer ministro realizó un análisis del mundo tras la Segunda Guerra, usando por primera vez el concepto ‘cortina de hierro’.
El ‘supremacismo’ británico Durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill se esforzó mucho para evitar que España se uniera a los nazis, y se aseguró de sobornar a los generales franquistas con abundante oro.
En su primer discurso ante la Cámara de los Comunes, el 13 de mayo de 1940, pronunció su célebre discurso en el que, tras afirmar que no tenía nada que ofrecer al pueblo británico ‘excepto sangre, sudor y lágrimas’, consiguió unir al pueblo británico en su esfuerzo de guerra contra Hitler.
El 5 de marzo de 1946, en el Westminster College de Fulton, en Missouri, Churchill afirmó que ‘desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”.
«Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» (en inglés blood, toil, tears and sweat) es una famosa expresión utilizada en un histórico discurso del primer ministro británico Winston Churchill ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del Parlamento del Reino Unido), el 13 de mayo de 1940, tras reemplazar a Neville
A su vez, Winston Churchill utilizó su versión inglesa para referirse a la frontera, no solo física sino también ideológica, que dividió a Europa en dos bloques después de la Segunda Guerra Mundial.
Wiston Churchill. Con su firmeza, oratoria, capacidad de trabajo y ánimo inquebrantables, consiguió sacar adelante a Gran Bretaña en uno de los episodios más difíciles de su historia, la Segunda Guerra Mundial, siendo su Primer Ministro. El Telón de Acero.W.
Churchill Estoy contento de haber venido al Westminister College esta tarde, y también de que me hagan el honor de concederme el doctorado Hoy los Estados Unidos se encuentran en el pináculo de la torre del poder. Es un momento solemne para la Democracia americana. Porque esa primacía de poder está acompañada de una impresionante responsabilidad de futuro.
Si miran a su alrededor, no sólo deberán tener el sentimiento del deber cumplido, sino que habrán de sentir el temor de no alcanzar todo lo que se han propuesto es necesario que el espíritu constante, el propósito inmutable y la gran sencillez en las decisiones guíen y gobiernen en la paz como e la guerra, la conducta de los pueblos que hablan en inglés.
En esta obligación debemos demostrar que somos iguales, y creo que lo vamos a hacer. Tengo una propuesta práctica y concreta que hacer. Se pueden nombrar tribunales y jueces, pero no pueden funcionar sin sheriff ni policías. La Organización de la Naciones Unidas debe empezar inmediatamente a proveerse de un ejército internacional propongo que se invite a todas las potencias y a todos los Estados a que deleguen un número determinado de sus escuadrones aéreos para e servicio de la Organización mundial se podría empezar a escala modesta, para que creciera a medida que lo hiciera la confianza.
Querría haber visto que se hacía cuando terminó la Primera Guerra Mundial, y confío de todo corazón que se pueda hacer inmediatamente. No obstante, sería un error y una imprudencia confiar los conocimientos secretos o la experiencia de la bomba atómica, que hoy comparten los Estados Unidos, Gan Bretaña y Canadá, a la Organización Internacional mientras esta se encuentre en su infancia Nadie de ningún país ha dormido peor en su cama porque estos conocimientos, esos métodos y las materias primas que hay que utilizar, en su mayoría se encuentren hoy en manos de los americanos.
y ahora hablaré del segundo peligro de estos maleantes que amenazan la finca, la casa y a la gente corriente; es decir, la tiranía. No podemos estar ciegos ante el hecho de que las libertades de que goza cada uno de los ciudadanos de todo el Imperio Británico no existen en número considerable de países, algunos de los cuales son grandes potencias.
Mápa del Telón de Acero, que dividió Europa durante la Guerra Fría entre 1952 y 1989 afp_tickers Este contenido fue publicado el 19 agosto 2019 – 10:28 (AFP) La “Cortina de Hierro”, o “Telón de Acero”, designa la separación, primero ideológica y luego física, establecida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial entre la zona de influencia soviética en el Este, y los países occidentales.
Esta barrera, emblema y frontera de la Guerra fría, cae en 1989 con el Muro de Berlín. – ¿De donde viene la expresión? – Esta metáfora fue popularizada por el británico Winston Churchill: “De Stettin en el Báltico a Trieste en el Adriático, una cortina de hierro se ha abatido sobre el continente”, declara el 5 de marzo, en un discurso en Estados Unidos.
Su paternidad es atribuida al escritor ruso Vasili Rozanov, que la emplea en 1918 refiriéndose a la revolución bolchevique en su libro “El Apocalipsis de nuestro tiempo”. “Tintineando, rasgando y chirriando, un telón de acero cae sobre la historia de Rusia”.
– El muro de Berlín – En Alemania del Este, los dirigentes comunistas decretan en 1952 una zona de prohibición de un ancho de diez metros a lo largo de la frontera con la República Federal alemana (RFA), con alambradas y puestos de vigilancia. Sin embargo, el dispositivo tiene una falla: Berlín, separada en dos partes -una bajo control soviético, otra occidental- entre las cuales se puede circular sin mayores dificultades.
Unos tres millones de personas lograron refugiarse en la RFA a través de Berlín-Oeste entre 1952 y 1961, privando a la República Democrática Alemana (RDA) de sus principales profesionales. El régimen de Alemania del Este obtuvo el acuerdo de Moscú para erigir en 1961 el muro de Berlín, que se presentó como un “escudo antifascista”.
El muro, circundado por su lado Este por un “no-man’s land” (“tierra de nadie”), tenía 155 kilómetros (43 km dividen Berlín en dos, de norte a sur, y 112 km aíslan el enclave de Berlín Oeste del territorio de la RDA). Estaba compuesto esencialmente por cemento armado y en algunos lugares por vallas metálicas.
– Arriesgada huida hacia el Oeste – Los viajes al Oeste de ciudadanos de Europa del Este eran únicamente autorizados bajo estrictas condiciones. Los candidatos al éxodo asumían todos los riesgos. Entre 600 y 700 personas, según los historiadores, perdieron la vida al intentar huir del régimen este-alemán.
Solamente el muro de Berlín ocasionó al menos 136 muertos. Unas 5.000 personas consiguieron no obstante atravesarlo, usando a veces estratagemas muy imaginativas.
El siglo XX protagoniza las más cruentas guerras de nuestra historia. En la historia moderna de la humanidad se conocen dos «Guerras Mundiales». La Primera Guerra Mundial (1914-1918), también conocida como ‘la Gran Guerra’, donde la Triple Entente luchó contra la Triple Alianza.
La Primera Guerra Mundial, también conocida como Gran Guerra, fue una guerra desarrollada principalmente en Europa, que dio comienzo el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918, cuando Alemania pidió el armisticio. Tras seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de París, el 28 de junio de 1919 los países en guerra firmaron el Tratado de Versallies.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares.
Marcada por hechos de enorme repercusión histórica que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad, con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
La tradición cinematográfica ha sellado en nuestra memoria batallas y misiones épicas de soldados y espías. que en muchos casos utilizan nuestras réplicas de armas históricas.
‘ Churchill, sin lugar a dudas, era un ferviente sionista’, dice. ‘Un ferviente creyente en el derecho de los judíos a tener un Estado propio y de que este estuviera en lo que entonces se llamaba Palestina’.
Hitler El nazismo La Segunda Guerra Mundial Fotos Vdeos
La Segunda Guerra Mundial La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue uno de los acontecimientos fundamentales de la historia contemporánea tanto por sus consecuencias como por su alcance universal. Las «potencias del Eje» (los regímenes fascistas de Alemania e Italia, a los que se unió el militarista Imperio japonés) se enfrentaron en un principio a los países democráticos «aliados» (Francia e Inglaterra), a los que se sumaron tras la neutralidad inicial los Estados Unidos y, pese a las divergencias ideológicas, la Unión Soviética; sin embargo, esta lista de los principales contendientes omite multitud de países que acabarían incorporándose a uno u otra bando. La ciudad alemana de Dresde tras los bombardeos aliados (febrero de 1945) La Segunda Guerra Mundial, en efecto, fue una nueva «guerra total» (como lo había sido la «Gran Guerra» o Primera Guerra Mundial, 1914-1918), desarrollada en vastos ámbitos de la geografía del planeta (toda Europa, el norte de África, Asia Oriental, el océano Pacífico) y en la que gobiernos y estados mayores movilizaron todos los recursos disponibles, pudiendo apenas ser eludida por la población civil, víctima directa de los más masivos bombardeos vistos hasta entonces.
En el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial suelen distinguirse tres fases: la «guerra relámpago» (desde 1939 hasta mayo de 1941), la «guerra total» (1941-1943) y la derrota del Eje (desde julio de 1943 hasta 1945). En el transcurso de la «guerra relámpago», así llamada por la nueva y eficaz estrategia ofensiva empleada por las tropas alemanas, la Alemania de Hitler se hizo con el control de toda Europa, incluida Francia; sólo Inglaterra resistió el embate germánico.
En la siguiente etapa, la «guerra total» (1941-1943), el conflicto se globalizó: la invasión alemana de Rusia y el ataque japonés a Pearl Harbour provocaron la incorporación de la URSS y los Estados Unidos al bando aliado. Con estos nuevos apoyos y el fracaso de los alemanes en la batalla de Stalingrado, el curso de la guerra se invirtió, hasta culminar en la derrota del Eje (1944-1945).
Italia fue la primera en sucumbir a la contraofensiva aliada; Alemania presentó una tenaz resistencia, y Japón sólo capituló después de que sendas bombas atómicas cayeran sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. El miedo a la expansión del comunismo soviético había hecho que Hitler fuese visto por las democracias occidentales como un mal menor, suposición que sólo desmentiría el desarrollo de la contienda.
La Segunda Guerra Mundial costó la vida a sesenta millones de personas, devastó una vez más el continente europeo y dio paso a una nueva era, la de la «Guerra Fría». Las dos nuevas superpotencias surgidas del desenlace de la guerra, los Estados Unidos y la URSS, lideraron dos grandes bloques militares e ideológicos, el capitalista y el comunista, que se enfrentarían soterradamente durante casi medio siglo, hasta que la disolución de la Unión Soviética en 1991 inició el presente orden mundial.
Con dicho término, telón de acero o cortina de hierro, se estaba refiriendo de manera bien plástica a la frontera, no ya sólo geográfica sino, especialmente, ideológica, que fragmentaba el continente, separando a los países que, tras la Segunda Guerra Mundial, habían quedado bajo la influencia de toda índole, tanto
Cuando Winston Churchill llegó al poder en 1940, el Reino Unido estaba totalmente perdido frente a la fuerza imparable del ejército de Hitler. La película ‘Las horas más oscuras’ cuenta el momento heroico en el que el león británico se jugó el todo por el todo y cambió el rumbo de la historia.
Su capacidad de canalizar su determinación hacia el pueblo británico y de transmitir su previsión estratégica con entusiasmo, pasión y elogio hacia los demás fueron características efectivas, que se vieron favorecidas gracias a la humildad proveniente del conocimiento de sus propias flaquezas’.
Mápa del Telón de Acero, que dividió Europa durante la Guerra Fría entre 1952 y 1989 afp_tickers Este contenido fue publicado el 19 agosto 2019 – 10:28 (AFP) La “Cortina de Hierro”, o “Telón de Acero”, designa la separación, primero ideológica y luego física, establecida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial entre la zona de influencia soviética en el Este, y los países occidentales.
Esta barrera, emblema y frontera de la Guerra fría, cae en 1989 con el Muro de Berlín. – ¿De donde viene la expresión? – Esta metáfora fue popularizada por el británico Winston Churchill: “De Stettin en el Báltico a Trieste en el Adriático, una cortina de hierro se ha abatido sobre el continente”, declara el 5 de marzo, en un discurso en Estados Unidos.
Su paternidad es atribuida al escritor ruso Vasili Rozanov, que la emplea en 1918 refiriéndose a la revolución bolchevique en su libro “El Apocalipsis de nuestro tiempo”. “Tintineando, rasgando y chirriando, un telón de acero cae sobre la historia de Rusia”.
– Frontera ideológica, luego física – Esta frontera entre la Europa comunista y el Oeste, concebida por los dirigentes soviéticos para frenar la ideología occidental, se materializó progresivamente para frenar las fugas de ciudadanos hacia el Oeste. Erigida desde 1949 por Hungría, y luego por otros países del bloque comunista, constaba de alambradas, fosas, muros de cemento, alarmas eléctricas, instalaciones de disparos automáticos y minas, que se extendía a lo largo de miles de kilómetros.
– El muro de Berlín – En Alemania del Este, los dirigentes comunistas decretan en 1952 una zona de prohibición de un ancho de diez metros a lo largo de la frontera con la República Federal alemana (RFA), con alambradas y puestos de vigilancia. Sin embargo, el dispositivo tiene una falla: Berlín, separada en dos partes -una bajo control soviético, otra occidental- entre las cuales se puede circular sin mayores dificultades.
El muro, circundado por su lado Este por un “no-man’s land” (“tierra de nadie”), tenía 155 kilómetros (43 km dividen Berlín en dos, de norte a sur, y 112 km aíslan el enclave de Berlín Oeste del territorio de la RDA). Estaba compuesto esencialmente por cemento armado y en algunos lugares por vallas metálicas.
– Arriesgada huida hacia el Oeste – Los viajes al Oeste de ciudadanos de Europa del Este eran únicamente autorizados bajo estrictas condiciones. Los candidatos al éxodo asumían todos los riesgos. Entre 600 y 700 personas, según los historiadores, perdieron la vida al intentar huir del régimen este-alemán.
Solamente el muro de Berlín ocasionó al menos 136 muertos. Unas 5.000 personas consiguieron no obstante atravesarlo, usando a veces estratagemas muy imaginativas.
La mayor parte de las naciones del mundo estuvieron implicadas en la Segunda Guerra Mundial, Mayormente, dos alianzas principales combatieron en la guerra: el Eje y los Aliados. El Pacto Tripartito del 27 de septiembre de 1940, que establecía una alianza entre Alemania, Italia y Japón, fue conocido como el eje Berlín-Roma-Tokio o como la alianza del Eje.
Estos tres países reconocieron la hegemonía alemana sobre la mayor parte del continente europeo, la hegemonía italiana sobre el Mediterráneo y la hegemonía japonesa sobre Asia del Este y el Pacífico. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Eje incluyó a Eslovaquia (noviembre de 1940), Hungría (noviembre de 1940), Rumania (noviembre de 1940) y Bulgaria (marzo de 1941).
Finlandia se unió a Alemania para luchar contra la Unión Soviética, pero no firmó el Pacto Tripartito y, técnicamente, no formaba parte de la alianza del Eje. Yugoslavia se unió a la alianza del Eje el 25 de marzo de 1941, pero se retiró dos días después tras un golpe de estado antialemán. La Segunda Guerra Mundial comenzó en Europa con la invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939. El 3 de septiembre, Gran Bretaña y Francia, que habían acordado defender a Polonia en caso de ataque, declararon la guerra a Alemania como respuesta a la invasión.
Italia entró en la guerra el 10 de junio de 1940. Japón, en guerra en Asia desde la década de 1930, expandió el conflicto con un ataque sorpresa a la flota americana el 7 de diciembre de 1941 en Pearl Harbor, Hawai. El Eje fue derrotado durante el curso de la Segunda Guerra Mundial. Italia firmó un armisticio con los Aliados en septiembre de 1943.
Alemania se rindió de forma incondicional ante los Aliados en mayo de 1945 y lo mismo hizo Japón en septiembre de 1945.
Motivaciones políticas y militares – Momento en que Molotov (con el cargo de Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores de la Unión Soviética) firma el tratado de amistad entre la Unión Soviética y el III Reich el 23 de agosto de 1939. Entre los presentes se destaca Stalin, al fondo a la izquierda y de blanco Viacheslav Mólotov, al fondo a la izquierda, y Joachim von Ribbentrop al fondo a la derecha, el 12 de noviembre de 1940.
El discurso de Winston Churchill fue propio de un gran estadista con visión política No tenía nada, ni para dar, ni para ofrecer. En cambio, lo pidió todo. Lo obtuvo, y después fue decisivo en la derrota de la Alemania nazi. Los británicos recordaron estos días uno de los más célebres discursos de Winston Churchill, aquel que, ni bien nombrado primer ministro, ofreció al pueblo que soportaba los primeros bombardeos de parte de Adolf Hitler, “sangre, sudor y lágrimas”,
Fue el discurso de un gran estadista que no miraba encuestas, no tenía asesores de imagen, pero sí cargaba sobre sus anchos hombros una visión política que le hacía dictar una especie de decálogo para estadistas cada vez que se dirigía al Parlamento, o a los británicos. A “sangre, sudor y lágrimas” le falta una palabra: “esfuerzo”.
Fueron cuatro, y no tres, los sustantivos que usó Churchill en su discurso del 13 de mayo de 1940: ” blood, toil, tears and sweat” (sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor), dijo. Luego, la métrica verbal, la regla no escrita que afirma que tres elementos fijan una idea, dos muestran urgencia y cuatro o más, caos y confusión, redujo la frase a sangre, sudor y lágrimas.
La política europea, en especial la del primer ministro británico Neville Chamberlain y del primer ministro francés Edouard Daladier, que consistía en apaciguar a Hitler, en ceder a casi todas sus pretensiones como la de anexar Austria y apoderarse de en Checoslovaquia, había llegado a su fin con la invasión a Polonia: el mundo había entrado en la Segunda Guerra Mundial y gran parte de Europa se había rendido a Hitler.
El discurso de Winston Churchill fue propio de un gran estadista con visión política No tenía nada, ni para dar, ni para ofrecer. En cambio, lo pidió todo. Lo obtuvo, y después fue decisivo en la derrota de la Alemania nazi. Los británicos recordaron estos días uno de los más célebres discursos de Winston Churchill, aquel que, ni bien nombrado primer ministro, ofreció al pueblo que soportaba los primeros bombardeos de parte de Adolf Hitler, “sangre, sudor y lágrimas”,
Fueron cuatro, y no tres, los sustantivos que usó Churchill en su discurso del 13 de mayo de 1940: ” blood, toil, tears and sweat” (sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor), dijo. Luego, la métrica verbal, la regla no escrita que afirma que tres elementos fijan una idea, dos muestran urgencia y cuatro o más, caos y confusión, redujo la frase a sangre, sudor y lágrimas.
Hasta fue el propio Churchill quien editó luego, con ese título de tres sustantivos, una compilación de sus discursos. En mayo de 1940, Gran Bretaña enfrentaba, sola, al nazismo triunfante en el continente. Hitler había invadido Polonia en septiembre de 1939 y poco a poco habían caído Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica y estaba a punto de caer Francia.
La política europea, en especial la del primer ministro británico Neville Chamberlain y del primer ministro francés Edouard Daladier, que consistía en apaciguar a Hitler, en ceder a casi todas sus pretensiones como la de anexar Austria y apoderarse de en Checoslovaquia, había llegado a su fin con la invasión a Polonia: el mundo había entrado en la Segunda Guerra Mundial y gran parte de Europa se había rendido a Hitler.
Los británicos recordaron estos días uno de los más célebres discursos de Winston Churchill, aquel que, ni bien nombrado primer ministro, ofreció al pueblo que soportaba los primeros bombardeos de parte de Adolf Hitler, ‘sangre, sudor y lágrimas’.