Pruebas de laboratorio – Para confirmar el diagnóstico de anemia es preciso demostrar primero el descenso de la concentración de hemoglobina en sangre. Para ello se realiza un análisis de sangre, llamado hemograma, que determina los niveles de hemoglobina en la sangre junto con otros parámetros que indican la morfología y tamaño de los hematíes.
Además, el hemograma nos informa de posibles alteraciones en otras células sanguíneas como son los glóbulos blancos y las plaquetas, Además del hemograma, se suele solicitar un frotis sanguíneo en el que se ve la sangre directamente al microscopio. Esta prueba puede dar mucha información sobre la causa de la anemia.
Según la sospecha diagnóstica se pueden solicitar otras muchas pruebas, como los niveles de hierro y ferritina (depósitos de hierro del organismo), niveles de vitamina B12 y ácido fólico, niveles de reticulocitos (células precursoras de los hematíes), distintos autoanticuerpos, etcétera.
La biopsia es una punción con una aguja más gruesa, en la que se toma un cilindro de hueso, lo que permite un estudio más exhaustivo de la médula ósea. Se suele realizar en la cresta iliaca, que es el reborde de hueso que tenemos por encima de la cadera.
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Para diagnosticar la anemia es necesario realizar un examen de sangre para evaluar la cantidad de glóbulos rojos y de hemoglobina, siendo normalmente un indicador de anemia cuando los valores de hemoglobina están por debajo de 12 g/dL en el caso de las mujeres y 14 g/dL en los hombres.
Una vez que la anemia por deficiencia de hierro es la más común, el médico comienza por evaluar la cantidad de ferritina en la sangre, ya que cuando esta sustancia está en poca cantidad significa que existe poco hierro en el organismo. Sin embargo, si los valores de ferritina están normales, puede ser necesario hacer más exámenes como la electroforesis de la hemoglobina o el conteo de los niveles de vitamina B12 y ácido fólico, que ayudan a identificar otros tipos de anemia.
¿Cómo saber si tienes anemia mirando los ojos? – Como la hemoglobina que hay en los glóbulos rojos es la que le da el color rojo a la sangre, una prueba rápida y sencilla para saber si tienes anemia (pero que en ningún caso sustituye la visita al médico) es examinar el interior del párpado de tus ojos.
Colócate delante de un espejo o pide a alguien que te mire. Pon el dedo índice debajo del ojo y tira para abajo hasta dejar al descubierto el interior del párpado. Si tiene un color muy apagado es posible que tengas anemia. Pide hora con tu médico cuanto antes para que te haga las pruebas pertinentes.
Manifestaciones clínicas – La realización de la historia clínica y la exploración física, constituyen siempre el primer paso en el estudio de una anemia. Descartada una hemorragia o enfermedad subyacente que justifique la anemia, su estudio debe iniciarse con la consideración del sexo, la edad y el origen étnico del paciente, así como su forma de presentación (aguda o crónica, tiempo de evolución y existencia de antecedentes).
3. Electroforesis de hemoglobina – Este análisis tiene como objetivo identificar los diferentes tipos de hemoglobina encontrados circulantes en la sangre de la persona, siendo útil para identificar la anemia falciforme y la talasemia, por ejemplo, que también se conoce como anemia mediterránea.