Tipos de células sanguíneas – Los glóbulos rojos, también llamados eritrocitos, tienen forma de disco aplanado con una ligera depresión en el centro. Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína que transporta oxígeno. La sangre adquiere su color rojo intenso cuando la hemoglobina de los glóbulos rojos se carga de oxígeno en los pulmones.
A medida que la sangre circula por el cuerpo, la hemoglobina va liberando oxígeno a las distintas partes del cuerpo. Cada glóbulo rojo vive aproximadamente 4 meses. Cada día, el cuerpo fabrica nuevos glóbulos rojos para sustituir a los que mueren o salen del cuerpo. Los glóbulos rojos se fabrican en la médula ósea, que se encuentra en el interior de los huesos.
Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos; son una parte fundamental del sistema inmunitario, El sistema inmunitario ayuda al cuerpo a defenderse de las infecciones. Hay varios tipos distintos de glóbulos blancos, que se encargan de luchar contra los gérmenes, como las bacterias y los virus.
La sangre contiene muchos menos glóbulos blancos que rojos, pero el organismo puede aumentar la fabricación de glóbulos blancos para combatir las infecciones. El recuento de glóbulos blancos (la cantidad de estas células) en la sangre de una persona cuando tiene una infección suele ser superior al habitual porque se fabrican más glóbulos blancos o entra una mayor cantidad de ellos en el torrente sanguíneo para combatir la infección.
Las plaquetas, también conocidas como trombocitos, son unas células muy pequeñas y ovaladas que ayudan en el proceso de coagulación. Cuando se rompe un vaso sanguíneo, las plaquetas se concentran en el área afectada y ayudan a sellar la rotura para detener el sangrado. Las plaquetas trabajan junto con unas proteínas llamadas factores de coagulación para controlar el sangrado dentro del cuerpo y en la piel.
Las plaquetas solo sobreviven unos 9 días en el torrente sanguíneo y son sustituidas por nuevas plaquetas, que se fabrican en la médula ósea.
Contents
8. Los glóbulos blancos protegen al cuerpo de los agentes patógenos – Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, son los componentes de la sangre que combaten enfermedades. Representan sólo el 1% de la sangre circulante, pero se multiplican durante una infección o inflamación. Hay cinco tipos de glóbulos blancos: neutrófilos, eosinófilos, basófilos, linfocitos y monocitos.
El flujo de sangre a través del corazón – (Las abreviaturas se usan para señalar los nombres en la ilustración) El corazón bombea sangre a todas las partes del cuerpo. La sangre suministra oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo y elimina el dióxido de carbono y los elementos residuales. A medida que la sangre viaja por el cuerpo, el oxígeno se consume y la sangre se convierte en desoxigenada,
La sangre desoxigenada regresa del resto del cuerpo al corazón a través de la vena cava superior (VCS) y la vena cava inferior (VCI), las dos venas principales que llevan la sangre de vuelta al corazón. La sangre desoxigenada entra a la aurícula derecha (AD), o cavidad superior derecha del corazón. Desde allí, la sangre fluye a través de la válvula tricúspide (VT) hacia adentro del ventrículo derecho (VD), o cavidad inferior derecha del corazón. El ventrículo derecho (VD) bombea sangre desoxigenada a través de la válvula pulmonar (VP) hacia la arteria pulmonar principal (APP). Desde allí, la sangre fluye a través de las arterias pulmonares derecha e izquierda hacia adentro de los pulmones. En los pulmones, se le incorpora oxígeno y se le retira dióxido de carbono a la sangre durante el proceso de respiración. Después de que la sangre recibe oxígeno en los pulmones, se llama sangre oxigenada, La sangre oxigenada fluye desde los pulmones de vuelta adentro de la aurícula izquierda (AI), es decir, la cavidad superior izquierda del corazón, a través de cuatro venas pulmonares. Luego, la sangre oxigenada fluye a través de la válvula mitral (VM) hacia adentro del ventrículo izquierdo (VI) o cavidad inferior izquierda. El ventrículo izquierdo (VI) bombea la sangre oxigenada a través de la válvula aórtica (VAo) hacia la aorta (Ao), la principal arteria que transporta sangre oxigenada al resto del cuerpo.
Plaquetas – Las plaquetas ( trombocitos ) son fragmentos celulares pequeños (2-3 μm de diámetro), ovales y sin núcleo. Se producen en la médula ósea a partir de la fragmentación del citoplasma de los megacariocitos quedando libres en la circulación sanguínea.
Su valor cuantitativo normal se encuentra entre 250.000 y 450.000 plaquetas por mm³ (en España, por ejemplo, el valor medio es de 226.000 por microlitro con una desviación estándar de 46.000 ). Las plaquetas sirven para taponar las lesiones que pudieran afectar a los vasos sanguíneos. En el proceso de coagulación (hemostasia), las plaquetas contribuyen a la formación de los coágulos (trombos), así son las responsables del cierre de las heridas vasculares.
(Véase trombosis ). Una gota de sangre contiene alrededor de 250.000 plaquetas. Su función es coagular la sangre, cuando se rompe un vaso circulatorio las plaquetas rodean la herida para disminuir el tamaño y así evitar el sangrado. El fibrinógeno se transforma en unos hilos pegajosos y junto con las plaquetas forman una red para atrapar a los glóbulos rojos, red que se coagula y forma una costra con lo que se evita la hemorragia.
1. Tienes unos 30 billones de glóbulos rojos – Las células más abundantes de tu cuerpo son los glóbulos rojos. Se cree que hay unos 26 billones en los hombres y la cifra es algo menor en las mujeres. Las plaquetas también son muy abundantes, aunque su número es mucho menor.
Plasma – El plasma es la parte líquida de color amarillo pálido de la sangre que contiene todas las células sanguíneas. Constituye aproximadamente un poco más de la mitad de la sangre total. El plasma ayuda a transportar agua, nutrientes, minerales, medicamentos y hormonas a través del cuerpo.
La sangre transporta oxígeno y nutrientes a todas las partes del cuerpo para que puedan seguir funcionando. La sangre también transporta dióxido de carbono y otros materiales de desecho hasta los pulmones, los riñones y el sistema digestivo, que se encargan de expulsarlos al exterior.
¿Qué hace el sistema circulatorio? – El sistema circulatorio está formado por vasos sanguíneos que transportan sangre desde el corazón y hacia el corazón. Las arterias transportan la sangre desde el corazón al resto del cuerpo, y las venas la trasportan desde el cuerpo hasta el corazón.
Llamamos sistema inmunitario o inmunológico al conjunto de órganos y células de nuestro cuerpo que tiene como finalidad defendernos de microorganismos, células y sustancias que nos producen enfermedades u otras alteraciones. Entre los órganos que forman parte del sistema inmunitario está el bazo, el timo, la médula ósea, el tejido linfático o ganglios y la sangre pero también forman parte de él la piel y las mucosas.
Podemos decir que es un sistema complejo que nos permite relacionarnos con el exterior y así consigue mantenernos sanos. Las células principales encargadas de nuestras defensas son los glóbulos blancos o leucocitos, que viajan en la sangre a todos los rincones de nuestro cuerpo. Cuando nuestro sistema inmunitario funciona bien puede reconocer una serie de señales que le alertan de que algo extraño está ocurriendo, por ejemplo, detectando virus y bacterias en nuestro cuerpo que producen infecciones, y desplegando toda una estrategia defensiva para eliminarlos.
Esta actividad que desarrolla nuestro organismo es distinta para cada persona y también varía con la edad. A medida que aumenta la edad padecemos menos infecciones porque el sistema inmunitario tiene más madurez para reconocer y atacar a los microorganismos.
El plasma es el principal componente de la sangre y consiste en su mayoría de agua y una mezcla de proteínas, iones, nutrientes y desechos. Los glóbulos rojos son responsables de transportar oxígeno y dióxido de carbono.
Antes que nada, si no sabes donde se producen las células sanguíneas, te informamos que las células sanguíneas se producen en la médula ósea. – La médula ósea es el material esponjoso ubicado en el centro de los huesos que produce todos los tipos de células sanguíneas.
Las células sanguíneas producidas en la médula ósea se forman como células madre. Una célula madre (o célula hematopoyética) constituye la fase inicial de todas las células sanguíneas. A medida que las células madre maduran, se desarrollan varias células distintas, como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
Esto se debe a que contienen hemoglobina, una proteína que se encarga de transportar el oxígeno a través del cuerpo. La hemoglobina está compuesta por hierro, que al entrar en contacto con el oxígeno se torna rojo.
Para tener una buena salud, es clave cuidar tu sistema circulatorio. La circulación sanguínea es vital, principalmente para tu cerebro y para tu corazón. Si se ve afectada, puede derivar en varias enfermedades vasculares. Cuáles son los peligros de una mala circulación Las enfermedades vasculares pueden ser tanto los accidentes cerebrovasculares, como los aneurismas, la arteriosclerosis, la aparición de coágulos sanguíneos, la enfermedad de Raynaud, la enfermedad de las arterias coronarias, la enfermedad de las arterias carótidas, la aparición de várices o vasculitis. La mala circulación puede surgir producto de infecciones o incluso lesiones. ( Shutterstock ) Hay varias causas, pero muchas veces el orígen es desconocido. Puede tratarse de una cuestión genética o de padecimiento de enfermedades cardiovasculares, A veces pueden surgir producto de infecciones o incluso lesiones, pero también por ciertos medicamentos o tratamientos hormonales.
Es importante evitar el sedentarismo e incluso los largos períodos sentados. ( Shutterstock ) Al hablar de los grupos de riesgo, casi que parece una obviedad mencionarlo, pero nunca está de más. Hay que evitar fumar, disminuir el consumo de alcohol, controlar el peso, los niveles de presión arterial, los niveles de azúcar y los niveles de colesterol en sangre.
1.1 ¿Qué es la médula ósea? – La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra en la parte del interior de los huesos. Puede ser de dos clases: roja y amarilla. En la médula ósea roja se fabrican las células de la sangre. Este proceso de fabricación se denomina hematopoyesis.
La médula ósea roja en los adultos está ubicada en las costillas, el esternón, la columna vertebral, el cráneo, las escápulas y la pelvis. La médula ósea roja, en adelante médula ósea, contiene las células madre hematopoyéticas que son las células de las que se originan las células de las que se originan los tres tipos de células sanguíneas: Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos: son las encargadas de llevar el oxígeno a todas las células del cuerpo humano Los leucocitos o glóbulos blancos: nos defienden de las infecciones y recogen restos celulares y desechos de los tejidos Las plaquetas: evitan las hemorragias formando un coágulo de sangre, cuando existe una herida en un vaso sanguíneo La médula ósea normal contiene un pequeño número de células madre hematopoyéticas y un gran número de células que están madurando para dar lugar a los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, además de otras células de sostén y muchos vasos sanguíneos.
La médula ósea es, por tanto, la responsable de mantener el número normal de los tres tipos de células sanguíneas, sustituyendo las que se eliminan tras su muerte natural por las que produce cada día. Si se necesitara aumentar el número de células sanguíneas, por cualquier motivo, la médula ósea se estimula y las forma con rapidez.
Por ejemplo, cuando hay una infección la médula aumenta la formación de glóbulos blancos para combatirla, y su número en sangre aumenta con rapidez; o cuando hay una hemorragia aumenta la producción de glóbulos rojos para recuperar los niveles perdidos.
Además de la práctica diaria de ejercicios para mejorar la circulación sanguínea de nuestro cuerpo, es importante la dieta que consumimos en la que deben estar presentes los alimentos ricos en potasio y vitamina C y B. Esto porque ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, así como la diabetes y la obesidad, entre otros males producto de una mala alimentación.
Al respecto, el cirujano vascular y flebólogo, Iván Gutiérrez Romero, director de la clínica Flebocenter recomendó el consumo de las siguientes frutas para mejorar la circulación sanguínea – Aguaymanto. Purifica la sangre, ayuda a reducir la cantidad de colesterol y estabiliza el nivel de la glucosa – Fresa.
Favorece la circulación sanguínea y mantiene en buen estado los vasos sanguíneos. – Maracuyá. Relaja la tensión de los vasos sanguíneos y ayuda a mantener una correcta circulación sanguínea. – Manzana: Protege la salud cardiovascular, reduce los niveles de colesterol malo y otros compuestos que dañan la sangre.
Melón. Limpia el organismo y evita la retención de líquidos. – Naranja. Fortalece las paredes capilares gracias a su alto contenido en vitamina C. – Pera. Desintoxica la sangre y ayuda a drenar los líquidos retenidos. – Plátano: Elimina el exceso de líquidos que se acumulan sobre todo en las piernas debido a su alto contenido de potasio.
– Piña. Favorece la reconstrucción de las venas, elimina toxinas e incide en la formación de colágeno. – Uva. Disminuye el riesgo de sufrir de varices y arañitas. A esta lista se debemos incluir el consumo de agua, de un litro y medio a dos litros diarios.
La importancia de mantener la sangre limpia – La sangre es la encargada de transportar los desechos del organismo por lo que puede contaminarse por diferentes causas como las siguientes:
Alimentación rica en sustancias tóxicas y grasas que aumentan los niveles de colesterol en la sangre. Mal funcionamiento de los riñones y el hígado, órganos que se encargan de eliminar las toxinas de la sangre. Acumulación de toxinas y residuos en el torrente sanguíneo lo que se traduce en problemas de acné.
Estas causas pueden derivar en problemas de salud como niveles muy altos de colesterol e infecciones de la piel y enfermedades como el sobrepeso, la diabetes y otras enfermedades respiratorias que podemos evitar si mantenemos nuestra sangre limpia y depurada.